●
Estudiantes: Beneficiarios principales
del programa, principalmente en áreas rurales y urbanas marginadas. Recibieron
una educación con mayor equidad y recursos mejorados, lo que les permitió un
aprendizaje más integral.
●
Profesionales de la educación (docentes): Fueron capacitados en nuevas metodologías de enseñanza y pedagogía
adaptada a contextos de vulnerabilidad. Su papel fue crucial para aplicar las
reformas educativas y mejorar la calidad del aprendizaje.
●
Directivos escolares: Responsables de
coordinar la implementación de los recursos y asegurar que las mejoras llegaran
a los estudiantes. Supervisaron las capacitaciones docentes y la distribución
de material didáctico.
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Ministerios de Educación (México y Chile): Coordinadores generales del proyecto a nivel nacional.
Garantizaron el alineamiento del programa con las políticas educativas
nacionales y gestionaron los recursos y el financiamiento local e
internacional.
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CEPAL y otros organismos internacionales: Brindaron asistencia técnica y financiera. Además, fueron
responsables de la evaluación y seguimiento del programa, asegurando que se
mantuvieran los estándares de equidad y calidad educativa.
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Padres y familias: Aunque no fueron
ejecutores directos del proyecto, su rol en el contexto educativo de los
estudiantes fue importante. Se promovió la participación de las familias en el
proceso educativo para mejorar el ambiente de aprendizaje.
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